Las bolitas de lana afieltrada es una manualidad perfecta para pasar tiempo en casa con los niños. El afieltrado húmedo de la lana, es decir, afieltrar con agua y jabón amasando una pieza de lana, es una sencilla técnica con unos resultados fantásticos. En este video tutorial te enseñamos de una forma muy sencilla cómo hacer bolitas de lana con agua y jabón.
A los niños les encanta, y además les ofreces toda una experiencia sensorial al ofrecerles lanas de diferentes texturas y colores. Así el olor de la lana se le une la explosión de color e incluso la sorprendente rudeza de algunas lanas. Toda una experiencia para los sentidos del tacto, vista y olfato.
Con las bolitas de lana afieltrada podemos, además, realizar espectaculares pendientes, collares y pulseras. ¿Te animas?
A continuación te voy a dar el listado de materiales, las instrucciones escritas, y también un pequeño cuento para que puedas guiar a los más pequeños, por todos los pasos de la manualidad, a través de imágenes de la mano de «Copito»
Materiales:
Lana cardada de colores
Bote de spray para llenarlo de agua caliente jabonosa
Bol de agua fría
Trapos para poner a secar las bolitas
Instrucciones:
- Cogemos un pedacito pequeño de lana y abrimos sus hebras
- Formamos con los dedos una bolita de forma bien apretada
- Sujetamos la bolita con los dedos y la rociamos un poquito (con un spray) con agua caliente con jabón (cualquier jabón)
- Formamos la bolita con las palmas de las manos realizando movimientos circulares, sin apretar mucho, suavemente.
- A medida que se va endureciendo, ejercemos más presión sobre la bolita.
- Cuando ya está bien durita, la “asustamos” con agua fría, y la dejamos secar.
- Cuando estén secas podemos atravesarlas con una aguja con hilo de pescar y formar collares, pulseras y pendientes.
Ahora te voy a enseñar a contar estos mismos pasos a los niños a través de las imágenes de «Copito»
Copito, el vellón de lana que quería ser bolita.
Copito era un vellón de lana muy particular. Al levantarse, le gustaba estirarse mucho, mucho. Y después. le gustaba hacerse una bolita. De la misma manera que le gustaba estirarse, le gustaba encogerse, y así, hecho una bolita, le gustaba darse una ducha.
También le gustaba que le dieran un buen masaje, siempre siempre con pequeños y suaves círculos. También le gustaba que el masaje fuese cada vez más rápido. Lo que no le gustaba nada, nada era que le apretaran. Cuando esto sucedía se enfadaba y ya no quería ser una bolita.
Y cuando el masaje estaba terminado se sentía fuerte, fuerte, se daba una ducha de agua fría, y se tumbaba a secarse al sol.
Y a veces, le gustaba unirse a otras bolitas, y formar lindos adornos para personas muy especiales.